Chiqué
Con el loco cascabel de tu reír,
mi alma simple de muchacho se embriagó
y te amé con locura y mi pasión
tu ser sólo anhelaba.
Mas mi dicha para siempre se esfumó
al saberte tan sumisa al interés,
comprendiendo que los sueños
venturosos que forjara
nunca podían ser.
¿Te acuerdas con qué inocencia
trazamos nuestros proyectos
en el lejano ayer?
Y mirando al fondo de los ojos
pretendimos saber
el oculto capricho
que pudiera guardar el corazón.
Musitando las dulces ternezas
que sólo dicta al amor.
Hoy tan sólo vivo del pasado
y ya nunca en tus ojos miraré.
El destello de luz enamorado
en el cual tantas veces me gocé...
Sólo tengo a mi amiga la tristeza
y aunque es grande el dolor de mi tortura
¡yo no quiero que nunca mi amargura
interrumpa la dicha de tu tren!
Autor(es): Juan Carlos Fernández Díaz, Ricardo Brignolo