Juntos
Yo sé que extrañada has quedado al verme,
el hijo perdido ha vuelto al hogar.
No traigo otra cosa que sueños deshechos
y el ansia de verte y volverte a abrazar.
Me fui aquella tarde, detrás de unos ojos,
buscando una dicha que nunca encontré.
Y ahora al regreso, con sólo mirarte,
siento que de nuevo renace mi fe.
No llores viejita... enjugá tu llanto...
No ves que a tu lado nuevamente estoy.
Quiero que sonrías, que me beses mucho,
he vuelto a tus brazos y ya no me voy.
Saldremos de tarde, juntitos del brazo,
y dirá la gente al vernos pasar:
¡Qué bueno es el hijo, parecen dos novios!,
madrecita mía, dejá de llorar.
Verás que la vida tendrá un nuevo encanto,
las horas que pasen más tiernas serán,
que habrán de aventarse los tristes recuerdos
y un mundo de dicha por siempre tendrás.
Autor(es): Mario Soto, Oscar Castagniaro