Regin
La noche ya pegó su salto de arlequín
Escapa de la luz la estampa gris de un bailarín
y en la pirueta de la mañana
niebla de fantasmas empujando pa’ volver
¿Volver a qué, Regin?
Debí quererte bien, debí tomar mejor,
debí gozarte mucho para odiar este dolor.
Rueda la milonga y se devora lo que fue
¿Giraste y qué, Regin?
¿Cuánto baile diste, madre taura de bailar?
Siempre más allá de lo posible, más allá...
Cuando una por una iban palmando las demás
Mañanitas del Regin, ¿y quién las mentará?
¿Quién, pa’ cuando ya los veteranos no estén más,
guardará la fama de tu cueva de esplendor
y tu copa loca entre bombitas de color,
guapeando a la muerte, Regin?
Habrá que imaginar un nuevo berretín
bancando la tristeza que las cosas tienen fin
Reina milonga de mis amores
ya se fue tu rumbo noche adentro en la ciudad
¡Sentí mi adiós, Regin!
Me duele no saber aquella última vez
El tango entreverado en la cintura que abracé
Corazones juntos que han girado sin después
¿Y ahora qué, Regin?
Autor(es): Alfredo Rubín